5 de abril de 2011

Sucesión, mentiras y falsas euforias

A los socialistas se les va la fuerza por la herida sucesoria. Tienen que buscar ya incluso recetas extra políticas para poner orden en el tinglao que se ha montado en la casa de Ferraz tras la anunciación de ZP de irse pero quedarse.

El sábado ZP inauguró un cisco nuevo con dar a luz, a la luz pública, la noticia que todos deseábamos -más que esperar- y que permanecía suspendida en el ambiente invisible como las partículas radiactivas de Fukushima. El riesgo para la salud de quienes la catan es semejante en ambos casos.

Ahora parece que tocan las bolas de Adviento en plena Cuaresma. Que si tenía claro desde 2004 que solo estaría dos legislaturas, que si sus camaradas le han respetado los tiempos, que si la abuela fuma habanos como Castro… Al primer ´que si´ habría que responderle que no se lo cree ni su conciencia, al segundo simplemente hace falta echar un vistazo a la hemeroteca de Fernández Vara y Barreda. Quién quiere enemigos gozando de tales amigos.

Y dicen en Ferraz que ZP está que se sale. No les falta razón. Ya se está saliendo del puesto de mandamás rojo y feminista desde este mismo sábado. A cada minuto que pasa se sale más. Se sale más de Ferraz y se sale más de Moncloa. A mi abuela le preocupaba una barbaridad que se le saliesen las lechugas. Al PSOE que se salga ZP les convierte en entes eufóricos.

Argumentan sus huestes que han pillado al PP con el pie cambiado pero lo cierto es que a ZP la zancadilla se la han puesto sus maliciosos compañeros de pupitre en la bancada izquierdista patria. Desentendido del peso que Sonsoles había grabado a fuego en su conciencia ZP se entretiene en arengar a las tropas lanzando máximas judocas: aprovecha la fuerza del contrario en beneficio propio. A este paso el PPSOE se quedará el Congreso en propiedad. Bienes gananciales. Tanto monta, monta tanto.

Y entretanto Iglesias y Bono reconociendo secretos que en su día fueron guardados en el mejor de los baúles: el del interés político, el de los tiempos marcados con precisión de relojero. Secretos que se convirtieron en mentiras para ocultar la decisión de la década, para guarecer en las paredes de los despachos el negro futuro del partido que tiñó del mismo color los designios del país que le permitió caer en sus manos.

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