8 de abril de 2011

¿Todo vale en periodismo?

Quizás los escrúpulos hace tiempo que dejaron de ser receta de medios a la hora de tratar la información. La noticia se convierte en un ¿alguien da más? que acaba despistando por los cerros de Úbeda y se convierte en un concurso de vísceras sin límites ni líneas rojas infranqueables.

En cada noticia ya no se busca la información sino la imagen. Cuanto más escandalosa, mejor. Cuanta más sangre, mejor. Burro grande ande o no ande. Al final extraemos conclusiones varias y la más importante, sin duda, es que hemos alcanzado el cénit de la falta de decencia: cuanto más, menos. A más deseos de vender, menos reparos en hacerlo como sea.

Parece como si nuestra sociedad estuviese hambrienta de imágenes impactantes, como si nuestros medios hubiesen olvidado que la sensibilidad forma parte de lo social, como si se hubiese pasado de la figura del censor a la filosofía del todo vale, a la quema implícita del código deontológico del buen periodista.

Deberían de saber diferenciar entre la noticia y la exclusiva de revista de corazón. No todo vale. En las guerras por el share debería haber armas prohibidas. No alcanzo a entender cómo se puede utilizar a las personas más indefensas en favor de las cifras. Una vez más los números adelantan a las personas y no hay ningún radar a mano que fotografíe sus malas artes.

Una imagen vale más que mil palabras. Hoy día creo que pedimos más. Queremos que, a peso, una imagen valga por sí misma un infinito, que lo valga todo. Pasamos de palabras porque no necesitamos agoreros de los nuevos tiempos ni embaucadores profesionales que oculten realidades prohibidas. Para palabras ya tenemos el Twitter. Santo y seña de la libertad de los tiempos modernos.

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