8 de abril de 2011

¿Todo vale en periodismo?

Quizás los escrúpulos hace tiempo que dejaron de ser receta de medios a la hora de tratar la información. La noticia se convierte en un ¿alguien da más? que acaba despistando por los cerros de Úbeda y se convierte en un concurso de vísceras sin límites ni líneas rojas infranqueables.

En cada noticia ya no se busca la información sino la imagen. Cuanto más escandalosa, mejor. Cuanta más sangre, mejor. Burro grande ande o no ande. Al final extraemos conclusiones varias y la más importante, sin duda, es que hemos alcanzado el cénit de la falta de decencia: cuanto más, menos. A más deseos de vender, menos reparos en hacerlo como sea.

Parece como si nuestra sociedad estuviese hambrienta de imágenes impactantes, como si nuestros medios hubiesen olvidado que la sensibilidad forma parte de lo social, como si se hubiese pasado de la figura del censor a la filosofía del todo vale, a la quema implícita del código deontológico del buen periodista.

Deberían de saber diferenciar entre la noticia y la exclusiva de revista de corazón. No todo vale. En las guerras por el share debería haber armas prohibidas. No alcanzo a entender cómo se puede utilizar a las personas más indefensas en favor de las cifras. Una vez más los números adelantan a las personas y no hay ningún radar a mano que fotografíe sus malas artes.

Una imagen vale más que mil palabras. Hoy día creo que pedimos más. Queremos que, a peso, una imagen valga por sí misma un infinito, que lo valga todo. Pasamos de palabras porque no necesitamos agoreros de los nuevos tiempos ni embaucadores profesionales que oculten realidades prohibidas. Para palabras ya tenemos el Twitter. Santo y seña de la libertad de los tiempos modernos.

7 de abril de 2011

Bruselas vuela en clase hypocrisy

Entre austeros de boquilla anda la cosa. Entre bocazas de los tiempos de miseria que nos han tocado sufrir se mueve el patio. Dime con quién andas y te diré quién eres. Si andas despilfarrando serás un caradura para ese nuevo Dios que todo lo comenta, ese a quien han convenido en bautizar como San Twitter.

El arrebato de indignación al que puede uno llegar es comparable, como poco, a la hipocresía de nuestros representantes en ese superparlamento que no representa a nadie. Están en misa y, a la vez, repicando. Cosas de la vida. Por un lado te abrochan el cinturón bien fuerte para que no se te ocurra despilfarrar y, por el otro, se lo aflojan de tal manera que a las arcas públicas se le caen los pantalones. El resultado es que sus miserias se quedan con el culo al aire. Nuestra dignidad, a la altura del betún.

No entiendo como puede ser que quienes hacen turismo viajen en clase de negocios. No me entra en la cabeza. Tampoco puedo entender que llamen business a lo que nada tiene que ver –supuestamente- con los negocios aunque seguramente, puestos a descartar, descartemos antes lo de clase turista.

O sus señorías son muy cómodas o quienes permiten semejante dispendio –léase, ellos mismos- ignoran una realidad tan grande como el propio parlamento: lo que ellos gastan en un viaje de ida y vuelta a Bruselas no lo gana un obrero español en un mes ni aunque se ponga ciego a horas extras.

Primero el revuelo y luego las excusas. Yo no sabía, yo no me di cuenta, me engañaron… No nos vale. Se les vio el plumero. Se demostró que la comodidad pudo más que la apariencia. Que clase business suena mejor que turista. Que dos horas escasas de viaje sumadas a otras tantas sentados y sentadas agotan las posaderas del más vago. Se coge antes a un mentiroso que a un cojo.

6 de abril de 2011

España, la excelencia de los tontos

Un tonto hace a un ciento si le dan lugar y tiempo. Asturias, paraíso natural. España, paraíso de la mediocridad. Y en época de fiar votos el tema gana enteros, se coloca en la pole position con permiso del Ferrari del empleo que sale por la zona limpia de la pista. Barra libre de promesas. Bebe con responsabilidad. Ni puñetero caso.

Vivimos tiempos de máxima competencia en todos los ámbitos. El problema es que no hay competiciones a las que apuntarse porque hace ya mucho tiempo que las únicas federaciones que alistan gente son las del empleo. RFEF es, en realidad, la Real Federación Española del Fracaso.

Esperanza Aguirre parece que sufre de optimismo. Lo lleva en el nombre. Cuando los datos de los PISA y demás compañeros de viaje nos embarran con un nivel educativo cercano al subdesarrollo la presidenta de los madrileños pronuncia vocablos de altura como élite, excelencia… que nos suenan más bien a alemán o finlandés. I don´t understand, lady.

La idea, cuanto menos atrevida en el contexto de segundones en el que intentamos sobrevivir, parece llamada a recibir toda clase de calificativos por parte de esa ex izquierda que lo más suave que ha hecho en este país es desanimar a las nuevas generaciones con un futuro que se presenta en las listas del paro. Así no hay quien estudie.

Dicen que se pretende crear guetos pero lo único cierto es que no hay peor gueto que el de la incompetencia, la miseria, la desmotivación, la exclusión por falta de oportunidades, la indigencia forzada a base de políticas mediocres implantadas por mediocres… Esos son los verdaderos guetos de la España que nos ha tocado sufrir. El pan nuestro de cada día pero sin pan.

Qué pedimos en un país en el que siempre se han fomentado las oportunidades artificiales y artificiosas a base de subsidio para los que peor estaban pero no se ha premiado a quienes hacían algo por mejorar la situación de aquellos. Qué pedimos. Qué pedimos a un país que prima las oportunidades de quienes fracasan segregándolos con apoyos y que, por otro lado, no hace lo mismo por quienes sobresalen por el otro extremo. Qué pedimos…

Definitivamente, se gana más pidiendo que dando.

5 de abril de 2011

Sucesión, mentiras y falsas euforias

A los socialistas se les va la fuerza por la herida sucesoria. Tienen que buscar ya incluso recetas extra políticas para poner orden en el tinglao que se ha montado en la casa de Ferraz tras la anunciación de ZP de irse pero quedarse.

El sábado ZP inauguró un cisco nuevo con dar a luz, a la luz pública, la noticia que todos deseábamos -más que esperar- y que permanecía suspendida en el ambiente invisible como las partículas radiactivas de Fukushima. El riesgo para la salud de quienes la catan es semejante en ambos casos.

Ahora parece que tocan las bolas de Adviento en plena Cuaresma. Que si tenía claro desde 2004 que solo estaría dos legislaturas, que si sus camaradas le han respetado los tiempos, que si la abuela fuma habanos como Castro… Al primer ´que si´ habría que responderle que no se lo cree ni su conciencia, al segundo simplemente hace falta echar un vistazo a la hemeroteca de Fernández Vara y Barreda. Quién quiere enemigos gozando de tales amigos.

Y dicen en Ferraz que ZP está que se sale. No les falta razón. Ya se está saliendo del puesto de mandamás rojo y feminista desde este mismo sábado. A cada minuto que pasa se sale más. Se sale más de Ferraz y se sale más de Moncloa. A mi abuela le preocupaba una barbaridad que se le saliesen las lechugas. Al PSOE que se salga ZP les convierte en entes eufóricos.

Argumentan sus huestes que han pillado al PP con el pie cambiado pero lo cierto es que a ZP la zancadilla se la han puesto sus maliciosos compañeros de pupitre en la bancada izquierdista patria. Desentendido del peso que Sonsoles había grabado a fuego en su conciencia ZP se entretiene en arengar a las tropas lanzando máximas judocas: aprovecha la fuerza del contrario en beneficio propio. A este paso el PPSOE se quedará el Congreso en propiedad. Bienes gananciales. Tanto monta, monta tanto.

Y entretanto Iglesias y Bono reconociendo secretos que en su día fueron guardados en el mejor de los baúles: el del interés político, el de los tiempos marcados con precisión de relojero. Secretos que se convirtieron en mentiras para ocultar la decisión de la década, para guarecer en las paredes de los despachos el negro futuro del partido que tiñó del mismo color los designios del país que le permitió caer en sus manos.

4 de abril de 2011

En la sucesión no comerán faisán

Genio y figura hasta la sepultura. Gracias ZP. Cuántas semanas, cuántas portadas, cuántos artículos de opinión y apuesta para que al final todos nos hayamos quedado con la sensación de muerte anunciada. Sensación de que ya todo estaba cumplido. C´est fini, monsieur.

El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Como acostumbran los medios nos han jartado a documentales de la historia ZP tras la decisión adoptada pero eso ya a nadie le importa. El presidente se ha quedado en tierra de nadie. Poco importa ya su estancia terminal a los mandos del timón de un barco que hace aguas por todas partes.

A otra cosa mariposa. Todos hacemos cábalas. Dejaremos de echar la quiniela en lo que queda de legislatura para rellenar porras sucesorias en las esquinas de las calles. Si llamamos loco al que pone un 7-0 en la porra de final de Champions no menos trastornado estará quien apueste un euro a que Rubalcaba será el sucesor de la herencia ruinosa del abuelo ZP.

Que no nos tomen por tontos. Nadie en sus sanos cabales expone a tanto guantazo a quien desea dejar en su testamento político la propiedad de semejante título. Malos a lo mejor, tontos nunca. Busquen fuera de hipódromos y encontrarán. Los congeladores en Ferraz siempre fueron más conservadores que en ningún otro sitio.

Y luego nos embelesarán con las prostituidas primarias. De lo que veas créete la mitad, de lo que no veas no te creas nada. Quién verá las disputas de despacho de aquí a la consumación de la sucesión. Quién verá los cuchillos afilados que vuelan por los aires de más de un salón oficial. Quién los viera.

Que no nos vendan la moto de democracias internas que se convierten en dedazos de despacho cuando las cámaras enmudecen, cuando los poderes fácticos toman la palabra, cuando los barones dan el golpe encima de la mesa y cuando los puestos y prebendas colman las ansias de poder de los que aceptan la rendición.

Que no lo llamen proceso democrático cuando lo que quieren decir es proceso político.

1 de abril de 2011

CAM y camisas de once varas

Dios salve al sector financiero español. La joya de nuestra corona o eso decían. La guinda del pastel. El ser o no ser. El todo o la nada. Así de duro.

Las prisas nunca fueron buenas consejeras pero vivimos en un continuo San Fermín en el que el toro no es de carne y hueso sino de músculo financiero. Nos hemos perpetuado en ese 7 de Julio eterno que no termina en el que el peligro que corremos no es el de una cornada sino más bien el de una intervención. Huele a cuerno quemado. Huele a ruinas. Ya se respira polvo de escombros.

Son las consecuencias de meterse en camisas de once varas. Hablamos de exposiciones y no precisamente pictóricas ni artísticas. Hablamos de exposiciones al ladrillo, a esa promoción inmobiliaria que más bien ha resultado ser una democión y que se ha acabado convirtiendo en la estocada final a un rosario de despropósitos consentidos.

Y ahora parece ser que aunque todos los caminos nos conducen a Roma queremos obviarlo. No queremos darnos cuenta o, al menos, pretenden que no nos demos por enterados de que una intervención es lo mismo que una nacionalización. Lo mismo me da que me da lo mismo. ¿Quién es, sino, el que paga la ronda?

Tenía gracia el nombre que pretendían darle a esa especie de tinglado multiregional en el que los desmanes de las administraciones asturiana, cántabra y extremeña se iban a ver disueltos en totum revolutum artificial que, tarde o temprano, acabaría estallando. Base. Banco Base querían llamarle. Si no tenía pies cómo iba a tener cabeza, me pregunto.

Ahora tan solo falta que hagan sus apuestas. Los pesos pesados de la cosa ya andan a la subasta. ¿Alguien da menos? En la búsqueda desesperada de salvavidas la caja mediterránea poco más puede pedir. En todo caso alguna plegaria.

31 de marzo de 2011

Gibraltar bien vale un viaje absurdo

Nos salen ya por las orejas tanto viaje absurdo, tanto discurso edulcorado y tanto banquete tripero que siempre acaban degustando los de siempre, los huéspedes palaciegos.

En un entorno catastrófico en el que los súbditos regios intentar a dura penas no sucumbir en el intento de bucear por las turbias aguas del panorama patrio, se nos presenta un tal Carlos que viene de visita oficial con su prole, también oficial, a base de libras contantes y sonantes.

Lo que hay que aguantar. Y claro, luego se nos presentan desmayos de guardias y guardianes, improvisaciones de niños y profesoras encantadas de semejante visita y, cómo no, analistas de moda que pretenden escudriñar hasta las entrañas los modelitos de pasarela lucidos por las consortes.

Qué nos queda. Después de esto qué nos queda, me pregunto. Ante semejante visita me ronda sobre la cabeza el interrogante existencial sobre las consecuencias, los resultados y lo sustancioso de la visita. Quizás solo quede eso, la visita. Menos da una piedra y manca más.

Para la hemeroteca quedarán las palabras del príncipe Felipe sobre el inacabado, inacabable y, en cierta medida, artificioso conflicto del Peñón que rendimos obligados en Utrecht hace ya casi tres siglos y por el que todavía suspiramos. Pa ti pa siempre. Artículo X.

Será por eso por lo que sus gentes no quieren ni oír hablar de España. Hasta en el Mundial de fútbol prefieren que perdamos. Los últimos serán los primeros. Últimos en Utrecht pero primeros en Sudáfrica. ¡Ole!

Y lo más importante. Tanta portada principesca, tanta aparición felipiana, tanto protagonismo, tanta delegación de funciones, tanto, tanto, tanto… Quizás llegó en el momento de aplicar lo que decía el clásico: de joven te toca gustar, de viejo te toca no molestar.

30 de marzo de 2011

Ciegos con tortícolis

Decía Goebbels en sus recetarios de propaganda política que una mentira repetida mil veces al populacho se acaba convirtiendo en verdad. En España diríase que incluso se convertirá en verdad suprema. Tan mal nos han acostumbrado nuestros mayores políticos.

Corren tiempos de zozobra, de atontonamiento generalizado en el país de los tontos, en todos los rincones del mundo parecen cocerse habas pero ¡ay en España! Aquí, como glotones comensales de creérselo todo de cabo a rabo, cocemos a calderadas las historias que nos intentan meter dobladas para deglutirlas con mayor facilidad.

Lo he dicho y lo repito. No hay más ciego que el que no quiere ver y en España parece que todos nos hemos practicado demasiado en eso de torcer el cuello a modo de mirar para otro lado. O no queremos ver la realidad porque es demasiado fea o preferimos hacernos los tontos. Un tonto hace a un ciento si le dan lugar y tiempo.

Hace ya mucho tiempo que del vocabulario empleado en las altas esferas, las más distinguidas proles, despareció esa frase tan políticamente correcta de la asunción de responsabilidades. Ni siquiera se habla ya de responsabilidades. La catadura política se mide en onzas de oro. Como antaño.

No hablamos de jugar a las canicas. Hablamos de jugar a ser terroristas. Hablamos de canjear tratados políticos. ¿A cambio de qué? A cambio de arrepentimientos forzados, a cambio de palabras falsas, a cambio de rodilla, de sumisión, de sometimiento. A cambio de dar la razón a sabiendas de que implica asumir los errores nunca cometidos. A cambio de que seamos putas y tengamos encima que poner la cama. ¡Virgencita, virgencita que me quede como estoy!

Se aprovechan de nuestra situación. En los últimos tiempos solo nos preocupa un camino: el que nos lleva a la oficina de desempleo más cercana. Así de triste es el hábitat en el que se mueve ese ser humano, ser vivo… ese sujeto al que llaman español.

29 de marzo de 2011

Se acabó la fiesta (continuará)

Se bajó la chapa del chiringuito. Parece como si nuestros políticos hubiesen dicho aquello del ´apaga y vámonos´. Se acabó la fiesta de la inauguración, se clausuraron sus pomposos actos y se recogieron los cambalaches. La ley habló.

Y es que llegó la hora de la verdad. ¡Que no son molinos Sancho, que son gigantes! Llegó la hora de enfrentarse a la realidad amarga tras la dulce realidad de las inauguraciones que ya empalagaba. A las arcas de más de un municipio hasta le van a salir caries de tanto exceso.

Hemos llegado incluso a inaugurar aeropuertos sin aviones, conservatorios sin ni siquiera la presencia de la solitaria primera piedra. ¡No hay más ciego que el que no quiere ver! Pero es que yo no veo los aviones en Castellón por ninguna parte. ¡Santa Lucía me libre de la ceguera!

Pensé, ingenuo de mí, que las cintas de obra se agotaron con tanto Plan E pero me equivoqué. Los inventarios todavía aguardaban colchones de seguridad para hacer frente al encintado de tanta inauguración estrella. ¡Dime de qué presumes y te diré de qué careces! Presumen de proyectos y carecen de ellos.

Lo de confundir churras con merinas es tan cierto como que algunos confunden número de inauguraciones con número de votos. Lo llevé a las matemáticas y me di de bruces con la fórmula de la estupidez: si más inauguraciones son más votos el resultado es evidente. Ignorancia elevada al cuadrado.

Se bajó el telón y aprovecharon hasta el último minuto para bajarlo. ¡Hasta ese simple gesto lo convirtieron en inauguración! A este paso, en las próximas citas con las urnas veremos a más de uno inaugurando oficinas de desempleo. Y a más de uno aplaudiendo el corte de cinta. Es España, ¡estúpidos!

28 de marzo de 2011

Botín y los cuarenta mandones

Ya nadie es profeta en su tierra. Ya nadie ordena las labores de su casa como desea o como buenamente le dejan. El problema es ese. Que ya no le dejan.

La visita de quienes manejan los cuartos de este país a su antojo a territorios monclovitas no sabe uno si le hielan el alma o si les hacen temblar el bolsillo. Demasiado traje, demasiada corbata, demasiado tirante…

Las reuniones cordiales parecen haberse convertido en compadreo. Ya se sabe, la confianza es cansina por naturaleza. Los excesos en las relaciones nunca condujeron a buenos puertos. Que se lo digan a más de uno…

No me gusta ni un pelo que los empresarios manden firme a ZP. Cada uno en su casa y Dios en la de todos. Cada capitalista empresario a mandar en su empresa y cada político a mandar en su huerto, en su ámbito arrendado temporalmente hasta que el votante arrendador de sufragios le largue por impago. Impago de propuestas convertidas en papel mojado.

Quién es ese tal Botín, me pregunto, para indicarle al presidente del Gobierno –de nuestro Gobierno, del Gobierno de todos los españoles- la fecha, manera y forma de salida. Quién es él. En qué lugar se enamoró de la cosa de gobernar. Intentar barrer casas ajenas sin antes barrer la propia. Así le llaman en los barrios donde se ahogan regados por tanta sucursal.

Cuanto más tontos nos hacemos más tontos se creen que somos. Dos más dos, cuatro. Nos quieren vender la moto de las 30.000 becas formativas para los jóvenes en un país cuyas universidades atestan y cuyas colas del paro también atestan. En España nos empeñamos en pasar del ´pan para hoy y hambre para mañana´ al ´hambre para hoy y para mañana´. Si no quieres caldo, te damos tres tazas. Ministerio del Absurdo. Gobierno de España.

Me decían un día que en España no cabe un tonto más. Con todos mis respetos, entre nuestros grandes empresarios no cabe un listín más.

25 de marzo de 2011

Nuevo LP del Congreso

La lista de los números 1 ha llegado al Congreso. El patetismo también. La pérdida de tacto con una realidad que abruma también. La idiotez ha acabado por anegar las salas de una institución que pensábamos disponía de diques suficientes para evitar que entrara. Una pena no aplicar las efectivas técnicas japonesas contra tanto tembleque estructural.

Si ayer era Rubalcaba quien discurría aquello de que el PP entona en la soledad el “Sin ti no soy nada” de Amaral, ahora Soraya supera el absurdo e invita a los socialistas a ponerse como himno el “asEREjé” de las Ketchup. ¡Menudo tomate! ¡Cuánta sandez hay que aguantar!

Mientras tanto ZP cantará “La, la, la” de Massiel mirando para otro lado cuando le preguntan por los problema de España. Hacerse el tonto le llaman por mi tierra. Al tiempo, al Congreso seguirán asistiendo “4 elementos” que diría La Musicalité.

Qué tiempos aquellos en que los diputados desahogaban sus trifulcas a base de Ducados negro en la cafetería de la cámara con la compañía de una copita de coñac aderezada con algún que otro debate extraparlamentario. Hoy, vista la moda del cante entre nuestros infames representantes, todo podría acabar pareciéndose más a una barra de cabaret que a una institución seria.

Es para mear y no echar gota que diría el otro. Cantar es una forma de escapar. Es otro mundo que diría Edith Piaf. ¡Qué razón! Llegamos, por tanto, a la conclusión de que este Gobierno afina la voz para escapar de la realidad, para evitar enfrentarse a los fantasmas que merodean en cada esquina donde las miserias presidenciales se amontonan.

Desapareció Labordeta y pensábamos que con él se habían marchado para siempre las sensaciones de la jota aragonesa en el discurso de los Presupuestos y la anécdota pueblerina en las sesiones de control. Los que le sobreviven se empeñan en demostrar que su memoria aún perdura.

24 de marzo de 2011

Portugal, Europa tuvo la culpa

La desidia se convirtió en tragedia. La pasividad de todos en la bonanza nos impidió ver más allá de nuestras narices lo que se estaba cociendo en la cocina lusa. Otra piedra en el camino de esta Europa que pretende llegar a cum laude sin antes hacer los deberes. Así nos va.

Si el pelo no nos luce todo lo que desearíamos será por algo. Que se lo digan a los portugueses. Mientras todos en Europa nos creíamos los amos del mundo a base de ladrillazos, créditos rápidos y consumos por encima de nuestros ahorros. El más tonto hacía relojes. Portugal no encontraba la manera de subirse a ese carro.

Sus crecimientos económicos le dejaban sensación de fallo. Le situaron frente al espejo de la mediocridad en un entorno en el que el más pobre disponía de dos coches, casa de recreo y chalet en la Moraleja. Algunos, incluso, disponían de posibilidades para pagarlos. Los mortales, no.

Europa mientras tanto miraba para otro lado. Prefería dormir a pierna suelta, que nadie tuviese la osadía de despertarle. Qué fácil permanecer en la cima, impasible el ademán. En la caída no se piensa. Si llega, la torta es de espanto. Mientras tanto a vivir que son dos días…

Los últimos serán los primeros y así ha sido. Se les olvidó apostillar que, en Europa, los últimos son aquellos cuyas calidsades de deuda se asemejan a un vertedero y que, en consecuencia, deberán ser rescatado del mismo los primeros. Por ese orden. España, ¡manden firmes! Ar!

Ahora nos toca mirar de reojo a nuestros vecinos. A todo cerdo le llega su San Martín y, en todo caso, justo es reconocer que cerdo y marrano son sinónimos y que nuestra economía carece de la higiene necesaria como para andarse con tonterías, pijerías o botes de colonia. Cuanto antes pasemos a la ducha, mejor.

23 de marzo de 2011

El circo del Congreso

Las sesiones de control al Gobierno cada día se parecen más a tragicomedias aunque en este caso dudo mucho que su final sea feliz. Carecen de contenido útil hasta el punto que espero una proposición por parte de algún iluminado de los que merodean por allí para que propongan su supresión. No valen para nada.

El mayor problema que le veo a la deriva de los debates de examen al Gobierno es que se han convertido en monólogos que pretenden hacernos reír en un contexto que está para poca gracia. Pan y circo. Nos dan la piruleta de la ironía para que estemos entretenidos. En definitiva, nos toman por tontos.

Me pregunto dónde pagarán más. En el Club de la Comedia o en el Congreso de los Diputados. Supongo que en el primero, fundamentalmente por la asistencia a uno y otro lugar. A esa que dicen es sede de la soberanía nacional no acude ni el tato. ¿Para qué? Si no les pagan lo suficiente…

No está el patio para bromas pero se empeñan en prostituir en cada sesión la institución cuyo techo les guarece porque a nosotros nos dio la gana de ponerles allí un día de Marzo del año 2008. Quien se fue a Sevilla perdió su silla y, a este paso, van a quedarse todos de pie y de patitas en la calle por insultones. A mí, me han faltado al respeto con sus continuas bromas y sus faltas de asistencia repetidas. Quien avisa no es traidor.

Empiezo a estar harto de que, mientras el país se desangra por los cuatro costados, esa panda de vividores no sea capaz de ponerse en la piel del ciudadano que los sufre para comprobar, aunque solo sea por un instante, la crueldad de la calle, lo caro que resulta mantener gasolina en el depósito de todo vehículo no oficial. La vida es dura, solo para algunos.

Definitivamente esos que llaman diputados han perdido el norte. Olvidaron que su función principal era llevar los problemas de la calle a las instituciones. Olvidaron que para eso les pagamos. Olvidaron que existe una España que vive ajena a sus sandeces mientras, a duras penas, se levanta cada día para superar las dificultades que semejantes sujetos les ponen en sus caminos. Nosotros, mientras tanto, olvidaremos pero perdonar…

22 de marzo de 2011

Paradojas de la guerra

Llegó el día de dar explicaciones al pueblo soberano en la que dicen que es la casa de todos. Llegó la hora de poner el negro de la guerra sobre el blanco de la paz. El encargado de hacerlo no ha sido otro que el pacifista arrepentido quién sabe si por necesidad o por intentar que el resto nos tome en serio. Quién sabe…

“Quien le ha visto y quién le ve” decía Llamazares con una pegatina en la solapa de su chaqueta que ha rescatado del baúl de los recuerdos. Quién le iba a decir a Gaspar que volvería a utilizar ese complemento en la cara de aquellos que eran compañeros de fatigas en las manifestaciones contra la guerra de Irak. Quién se lo iba a decir…

El mismo que no condena los atropellos de la libertad en Cuba tiene la pachorra de venir hablando de gobiernos despóticos pero sin mencionar siquiera al dúo estático de los Castro. Quién te ha visto y quién te sigue viendo continua viendo a la misma figura despreciable. No caben medias tintas en la defensa de las libertades. Con ella o contra ella.

Las palabras movedizas de algunos han acabado siendo víctimas del tiempo que no perdona. Pasaron de la Alianza de Civilizaciones a enviar fuerzas de guerra a territorios que deberían estar libres de ella por obra y gracia de la ocurrencia del presidente. Va a ser que no.

Asesinatos para combatir asesinatos nunca fueron buenos remedios. Vuelve el espíritu GAL. Nos retrotraemos a un pasado que huele a campo de rosas rojas. Volvemos sobre nuestros pasos erróneos. Somos únicos tropezando dos veces en la misma piedra. Así nací, así crecí, así construí la historia…

No podemos hablar de defender a ciudadanos si estamos sembrando de Tomahawk los territorios libios a no ser que estemos dispuestos a contabilizar como fríos daños colaterales las vidas de seres humanos, a no ser que las vidas libias nos merezcan menos consideración que las iraquíes. Quién sabe…

21 de marzo de 2011

Libia... ¿Quién es ángel y quién demonio?

Todo en la vida es relativo. Depende de por dónde se le mire. Depende de cómo se le mire. Depende de cuándo y cuánto se le mire. En definitiva, depende. Y en Libia, como no podía ser de otra manera, también las cosas de la guerra dependen. Sobre todo de quien las cuente.

Gadafi, ese ser que un día se abría camino entre las aguas de la política europea a base de negocios millonarios, se ha convertido en el malo de la película. Quienes disponían territorios privilegiados para que asentara su jaima y pudiese soñar tranquilo ahora le despiertan del sueño y con ello no dejan dormir al resto de libios que pasaban por allí. Sin comérselo ni bebérselo. En esas andan los pobres.

En el lado opuesto, enfrente tenemos a los “representantes de la libertad”, los salvapatrias. Si los llamaron rebeldes fue por algo. Conocidos por sus contactos con el terrorismo islamista ahora nos los venden como defensores supremos de la libertad. Bengasi, cuna de combatientes. En su decálogo una idea clara: derrocar a Gadafi para repartirse el pastel. Mi mente no alberga dudas al respecto. Ninguna.

Ahora parece que las resoluciones de la ONU son verdades incorruptas. ¿De qué justicia hablamos, me pregunto, si cinco de sus decisores pueden vetar una resolución en la que se diga que el sol sale por el este? Vetos nunca fueron buenos amigos de las libertades. Las guerras tampoco.

Ya lo decía Sun Tzu en El arte de la guerra: aquellos incapaces de comprender los peligros inherentes al empleo de tropas, son igualmente incapaces de comprender cómo emplearlas ventajosamente. Me pregunto qué hacía Chacón planeando estrategias militares rodeada de mandos generales.

18 de marzo de 2011

Guerras, socialistas e hipócritas

Las guerras son guerras. Se miren por dónde se miren, suenen los disparos donde suenen y entierren a los muertos donde los entierren. Mientras tanto, el entretenimiento en llamarlas “actos de responsabilidad” no son más que cuentos de hadas en el país de las maravillosas hipocresías. No más.

El tiempo acaba poniendo a cada uno en su lugar. Los que ayer se colocaban detrás de la pancarta que dibujaba un ensangrentado “no a la guerra”, hoy prefieren mirar para otro lado y hacer oídos sordos. Su hipocresía es el mayor arma de destrucción masiva para nuestra democracia.

Los que ayer retiraban tropas en actos de pseudovalentía que escondían en sus acciones la cobardía propia de la liebre huyendo del galgo, hoy se presentan en el frente sin que se les mueva un pelo, sin caer en inmutación alguna… apostando por actos de responsabilidad. ¿Se puede tener más jeta?

Si ayer nuestras hazañas se movían en intentos continuos de fastidiar al tejano, hoy perdemos las posaderas por acudir a la llamada del teléfono negro, por acudir al encuentro interplanetario que dirían algunas con escasas luces mentales desde el despacho de un Ministerio. ¡Con un par!

Así es la vida. Nunca dirás aquello de que de este o tal agua no beberás porque el tiempo te acabará obligando a emborracharte en H2O. Nunca te coloques detrás de pancartas cuyos eslóganes te tendrás que acabar tragando en un futuro más temprano que tarde. ¡Que se lo digan a Valeriano!

Y en esas estamos. Con un presidente otrora de la paz y ahora de la guerra. Guerra justa, ¡faltaría más! Mira que estamos jartos de ver la paja en el ojo ajeno y nos cuesta un huevo y la mitad del otro ver la viga en el propio. No les costaba firmar joint ventures con artistas y demás de la ceja para llamar asesino al votante del PP y ahora el pacifismo ha desaparecido de su discurso. Libia, dirán, bien vale una guerra.

17 de marzo de 2011

Al periodista de verdad

Uno ya no recordaba lo que era eso que un día llamaron periodismo. La chusma de aprendices y magos de poca monta habían conseguido fagocitar a la calidad, al trabajo, al PERIODISMO.

Pensé que ya no quedaban hombres dispuestos a ser voluntarios en territorios hostiles. Dispuestos a olvidarse de su presente acomodado en la redacción de país desarrollado para embarcarse en un futuro incierto en la trinchera de una guerra inútil, en los aledaños de una central nuclear cuyos reactores han dicho basta.

Sobran fotografías de catástrofes pero faltan nombres. Sobran crónicas escritas por apellidos corrientes pero faltan rostros que poner a las mismas. El anonimato siempre fue condición indispensable del periodista de calidad, del informante de raza, del cronista de pedigrí.

Pocas son las caras bonitas que se animan a posar delante de las cámaras, pocas las voces que se prestan a romper con sus cuerdas vocales los micrófonos de las radios patrias y/o expatrias. Muy pocas.

En cambio… ¡son tantos y tan olvidados y desconocidos los que hacen el denominado trabajo sucio¡ Todo son palabras bonitas para sus acciones profesionales pero… ¡cuántas palabras se llevó el viento¡

No me pagan para esto. “Esto” significa morir. Cuando un periodista de la casta de David Jiménez se entrega en las manos de una exposición nuclear que le puede costar un disgusto definitivo, no queda otra cosa que admirar a, quienes como él, dan un paso al frente para informar al cómodo espectador de las desgracias ajenas que pudieran convertirse en propias. ¡Suerte David!

En la vida y en el juego se conoce al caballero. Cuando es el caballero quien pone su vida en juego, ni te cuento. Muchos decidieron, en el éxodo nuclear hacia ninguna parte, abandonar Japón. Gente como Jiménez decidieron abrazar el destino. Por ellos escribo. Ellos son mi motivación para seguir creyendo en el periodismo. Eso que llamo PERIODISMO. De verdad y en mayúsculas.

16 de marzo de 2011

Japón, orden y respeto

Uno se queda asombrado cuando comprueba que la destrucción ha inundado Japón en sus principales calles, en sus avenidas vacías, en sus edificios convertidos en montañas de cascotes desordenadamente ubicados.

Pero, sin duda, con lo que más alucina uno es con las imágenes de la gente que, aun rota en eso que llaman espíritu, exterioriza la rudeza propia de quien no desea por nada del mundo molestar siquiera, a base de ausencia de lágrimas, exilio del dolor en grito.

Cuestiones culturales, dicen. Esas pautas de convivencia que han mamado desde el mismo útero materno y que desarrollaron en un país que les enseñó desde pequeños que, cuando las paredes de su casa temblasen, lo único que debían hacer era sumergirse en las profundidades que hay debajo de las mesas y esperar. Por nada del mundo gritar o exteriorizar espanto. Eso no. Esperar.

La ofensa es para los occidentales. Si ellos basan sus días en un continuo respeto silencioso, nosotros, mientras tanto, voceamos incluso el tarareo de la canción de moda. Susurros frente a grito pelao. Delicadeza oriental frente a la rudeza propia del vasto mercadillo de barrio.

Leo que ni siquiera hay colas de gasolinera en el desesperante huir hacia ninguna parte en busca de un aire respirable que no les fuerce a la sesión de quimioterapia en menos que canta un gallo.

Y leo que la picaresca no existe por aquellos lares. Si lo único que conocemos hasta ahora es la manera salvaje de hacer negocio a costa de tragedias inflando los precios de recursos escasos, los nipones abren las puertas de sus negocios de alimentación para llevar a la boca del desamparado un bocado que le permita vivir. Al menos hasta mañana.

Lo llaman diferencias culturales. Llamémosle mejor diferencias morales.

15 de marzo de 2011

Japón y Libia, mismo destino

Parece que ya nadie mira a las revueltas libias, egipcias, tunecinas… después de que lo que se revolviera de verdad fuesen los intestinos de la Tierra, después de que las placas tectónicas se pusiesen de actualidad. Trágica y dantesca actualidad.

Pero la vida sigue. Al menos donde no fue segada.

Al tiempo que contamos por 10.000 los muertos en Japón en Libia, mientras tanto, contamos rebeldes caídos a manos del régimen del otrora querido Muamar. Así de hipócrita golpea la vida. Tal es la magnitud de los movimientos de las masas. Y no solo las tectónicas.

Parece como que a las masas rebeldes libias que combaten incansablemente para contar por derrotas sus infructuosas batallas pudiesen ser comparadas con los nipones que pelean como jabatos para ordenar lo que parece imposible: un país arrasado física y moralmente.

Los rebeldes pierden a cada día que pasa más palmos de terreno frente a las rudas fuerzas de Gadafi. Los nipones viven, desde el día del tsunami, bajo el yugo de la catástrofe impuesta por lo natural contra la que no cabe sublevarse y contra aquella que les barrió el futuro a modo de ola gigante.

El ser humano siempre buscó en las raíces de sus males causas ajenas. El orgullo nos impide crecer. Tampoco nos deja ser felices. Los libios piden la cabeza de su líder verde. Los nipones agotarán sus días buscando un culpable físico y carnal al que echarle las culpas. No lo hay. Absurdo pararse siquiera a pensarlo…

La naturaleza demuestra cada cierto tiempo su fuerza. Nadie la podrá vencer. Si los terremotos son episodios naturales, el colador en que se ha convertido la atmósfera no lo es. Llegado el día en que quiera demostrarnos que borrarnos del mapa es tan sencillo como evitar que respiremos, lo hará.

Nadie buscará entonces al culpable. Entre todos lo buscamos.

14 de marzo de 2011

Japón: del terremoto al TERREMOTO

Ni siquiera las construcciones más avanzadas al servicio de la resistencia tectónica han sido capaces a resistir las cosquillas provenientes de las entrañas de la Tierra. Ni siquiera los pueblos más acostumbrados a los temblores más intestinos han podido evitar verse envueltos en una catarsis de destrucción. Parece que el fin del mundo hubiese empezado en Japón.

A uno le tiembla hasta el alma imaginando tan solo durante un segundo la posibilidad de haber vivido en propias carnes la dramática situación que con repetida frecuencia –como ahora nunca- han padecido los nipones a lo largo de su historia. La geología les advirtió: estáis en el ojo del huracán de la naturaleza. Y el tiempo les acabó dando la razón.

La duda ahora estremece a todo el globo. La posibilidad de que se desencadene una catástrofe nuclear de consecuencias impredecibles hace que todos los países crucen sus dedos y recen a todos los santos posibles para intentar frenar, aunque solo sea a base de ilusión, lo que puede ser la mayor tragedia humana de la historia.

Ya sabemos cómo se las gastan los protones, neutrones y núcleos. Borrar del mapa a una país entero le resulta, incluso, tarea fácil. Dejar infértiles hectáreas de tierras sería tan fácil como que ahora empezase a llover en las inmediaciones de las centrales nucleares cuyas grietas ya dejan entrever la magnitud de lo acontecido. Y lo que queda.

La sensación de que esto no ha hecho más que empezar pesa como una losa sobre todo el planeta.

Cuando muchos países ya sacaban la cabeza del pozo financiero en que cayó el mundo hace ya unos cuantos meses, lo de Japón puede pasar de ser un “simple” terremoto a ser un TERREMOTO que, cual metástasis cancerígena, se extiende por todos los ámbitos en todos los rincones del mundo.

Y dicen que el miércoles habrá otro temblor. Este “solo” de 7 grados. Unas 100 veces menor que el devastador del otro día.

11 de marzo de 2011

El 11M y las dos Españas

Es hora de homenajes, de himnos fúnebres que hacen resquebrajar al alma de escalofrío, es hora de recordar a quienes todo lo perdieron en un tren cuando se dirigían a ganarlo todo, el pan de cada día.

No sé si duele más recordar o el mismo recuerdo. No sé si duelen más las certezas sobre el atentado o las incertidumbres que todavía pesan como una losa sobre una verdad que se nos escapa a cada portada bañada en investigación por cuenta propia.

Dudé, dudo y seguiré dudando. Quizás sea por la cantidad de contradicciones o por la cantidad de declaraciones que en vez de alumbrar caminos a golpe de verdad lo único que consiguen es apagar luceros a golpe de confusión. Más confusión. Más todavía.

La imagen del homenaje me retrotrae al pasado. Me lleva a esas dos Españas que ni siquiera sé qué coño pintan en un recuerdo que, a base de revanchismo y rivalidad asociativa, están convirtiendo en un ´¿alguien da más?´

Como poco me produce perplejidad contemplar homenajes que confluyen en un mismo espíritu de memoria pero que, en cambio, dan una imagen de patetismo imperdonable al común de los mortales. Sindicalistas, actores y Manjón por un lado. Políticos y arquitectos por otro. De nuevo las dos Españas.

Triste es llegar a conclusiones cuando estas golpean contra la realidad de una manera tan violenta. De qué sirven monumentos y homenajes de artificio si lo que necesitamos reparar es la moral de una sociedad atemorizada por más de un lustro de recuerdos espinosos. De qué sirven.

Da pena pensar que mientras los terroristas se unen y alían contra nosotros, las víctimas, nosotros nos dedicamos a crear asociaciones y más asociaciones que lo único que hacen es dividir y enfrentar.

Y es que si decidieran presentarse a las elecciones habría donde elegir. La derecha tiene sus asociaciones de víctimas. La izquierda también. Y digo yo: los muertos, los mutilados, los que de por vida tendrán en sus recuerdos las secuelas de la barbarie… difícilmente tendrán ganas de participar en semejante pugna política. Ya no pueden o ya no les quedan ganas para ello.

10 de marzo de 2011

Nada es lo que parece

Corren tiempos en que nada es lo que parece o, más bien nada se parece a lo que es. Vivimos embaucados en el laberinto de las frases que invitan a la reflexión en las que hay que parar a pensar si un bobo solemne ejerce de presidente de todos o un patriota de hojalata ejerce la oposición a nadie.

Me pregunto por qué tienen que restregarnos por la jeta la lista de los 1.000 más ricos si lo que en verdad nos debería preocupar es la lista de los 1.000 millones más pobres. Y también me pregunto qué pintan 100 constructores en el ranking de los acaudalados en plena crisis del ladrillo. Si es que nada es lo que parece.

Y es que ya ni siquiera los partidos políticos se parecen siquiera a lo que son. La última moda es solicitar curriculum vitae para ser concejal o ser miembro de una red social para tener la posibilidad de serlo. La seriedad y el rigor se han perdido incluso entre quienes tienen la nada despreciable responsabilidad de dar órdenes tanto para arreglar calles como para incluirte en EREs falsos.

Y a todo esto se nos va la Reencarnación de la Compasión más conocido en los círculos rayanos del espíritu como Dalai Lama. Será un indicativo de que nos quedamos sin compasión o será un indicativo de que los aires de eso que llaman democracia han llegado al Tíbet convertidos en orejas de lobo. ¿Será lo que parece de una vez?

Y mientras tanto, mientras la noria de los acontecimientos no para de girar sobre el eje de la sorpresa continua, nos topamos de nuevo con basura en las instituciones públicas. Basura en sus puertas y basura en sus entrañas.

Mientras los de la paz verde han llenado de porquería la puerta del Ministerio de Medio Ambiente, de apellido Rural y Marino, para protestar contra una ley que, dicen, quema el futuro, muchos viven ya incinerados en su propio presente de deudas, paro y desesperación a modo de coctel explosivo.

Los más listos, en cambio, llevaron la porquería a las entrañas de lo público, eso que dicen que no es de nadie, y regalaron pensionazas, indemnizaciones y pagas a troche y moche en un claro acto de solidaridad para con sus bolsillos y para con sus cercanos estómagos agradecidos.

Me dicen que vivimos en una democracia. Si es que nada es lo que parece…

9 de marzo de 2011

No hay Dios que salve a España

Creía que la imaginación de nuestros políticos tenía los límites propios de lo terrenal pero me los han cambiado. Faltaba por entrar lo supremo en el debate parlamentario y ha entrado por la puerta equivocada. La de la falta de respeto y la de la laicidad más radical y deplorable que jamás haya visto este santo país.

ZP ya no sabe a quién acudir para solucionar el fregao en el que está sumida España y le ha pedido a Mariano que le haga llegar los planes divinos que le sean trasmitidos desde el más allá con un humor negro propio de gente que perdió el sentido de la realidad hace ya mucho tiempo.

En un país en el que no hay Dios quien encuentre trabajo, no hay Dios quien pague la gasolina, no hay Dios quien plante cara a este Gobierno , no hay Dios quien asuma la gravedad de la situación… nuestro Gobierno se dedica a juegos florales paganos y chistes sin gracia. Pan y circo.

Que Dios no pille confesados deberíamos pensar todos los españoles cuando nuestro vecino suma un número más –otro- en esa cola del paro que, a este ritmo, alcanzará las puertas del infierno sin haber saboreado lo que es el cielo. Cada país se merece lo que vota. ¿No queríais democracia? ¡Asumidla!

Y el PSOE a lo suyo que no es otra cosa que hacer equilibrismos afinados para evitar la debacle que se espera en Mayo, mes de la Virgen. Todo parece indicar que a Vistalegre no iba a acudir ni Dios y por eso mismo el recordman de las manifestaciones ha cancelado el acto a días vista. Ya no confiaba ni en que si Dios los crió, los tenía que juntar. Ya ni eso.

Día en el que nuestros mayores –y no tan mayores- recuerdan con nostalgia aquellos años en los que la mili daba a este país hombres de verdad, hombres como Dios manda. Hoy, con la modernidad consumiéndonos, el pacifismo acogotándonos y el Ejército malamente profesionalizado solo nos queda decir aquello de ´España, que Dios te bendiga´.

8 de marzo de 2011

Día de la Utilización de la Mujer

Vivimos tiempos de desigualdades históricas inversas, tiempos de zozobra social, tiempos de adalides e iluminados que enarbolan a diario la bandera de lo políticamente correcto hasta el hartazgo, hasta provocar la nausea.

Fijaros si vivimos tiempos raros y desnortados que incluso tenemos que celebrar el Día de la Mujer para darnos un baño de desigualdad en el ficticio mar de la igualdad suprema que nos han fabricado y que todo lo invade.

Como meritócrata considero que son las instituciones que se gastan nuestro dinero en imponer la igualdad de género las que en mayor grado fomentan la propia desigualdad lacerante y extinta con actos en los que tiñen de inferioridad a la mujer a la que dicen defender.

Quizás no estemos ante actos sociales sino políticos y, sobre todo, pre electorales en un año en el que cada candidato a parroquia o semejante se coloca la zamarra de la hipocresía o, en su defecto, hace gárgaras con miel para evitar que sus cuerdas vocales sean irritadas por tanta basura dialéctica.

Basta ya de tanto léxico edulcorado y edulcorante que suena a falso y poco creíble desde el momento en que en vez salir del corazón de quien lo lee sale de la cabeza de aquellos cuyo trabajo es servir textos vendibles a la masa en las manos de autócratas municipales que apenas entienden lo que leen.

Día de la Mujer o Día del Texto Fácil. Día de lucha por mayores igualdades o Día de la pugna pre electoral empleando como pretexto tan señalada ocasión.

En definitiva Día de Conmemoración de logros femeninos o Día en el que hasta Google te pide la limosna –a ti parado español- para que aportes tu granito de arena a las asociaciones que todavía hoy viven de pretextos y contextos pasados.

7 de marzo de 2011

Apple, la manzana podrida

La historia de las grandes compañías capitalistas se tiñe, una y otra vez, de dramatismo criminal y de desidia social. Los capitales se obtienen a base de exprimidores de obreros que, en el mejor de los casos, donan un sudor obligado y, en el peor, su desdichada vida que fue valorada en un papel en unas pocas monedas y bastantes más horas de sacrificio.
De poco vale subir salarios a empleados dos tercios de lo que cobraban ayer si, aun con esas, sus más de 100 horas de trabajo semanales reciben una compensación tres veces menor de lo que valen sus iPhones y sus Ipads. Maldita globalización sangrante y malditos nosotros…
¿Disfrutamos de nuestro iPhone si nos paramos a pensar que las manos que lo han creado, pieza a pieza, han sido las mismas que han servido para abrir una ventana y lanzarse al vacío de la justicia eterna acosado por el ´hasta aquí llegó mi camino en este mundo, ya no puedo más´?
Algo falla en nuestra especie cuando en la lista de prioridades terrenales ponemos primero la productividad y el dinero contante y sonante y detrás todo lo demás –incluidas vidas, infancias, derechos humanos…-
No me valen las indemnizaciones ridículas cuando hablamos de vidas humanas que para el resto de sus días arrastrarán la lacra de la explotación en sus propias carnes. No me valen.
No me valen las burdas utilizaciones de culturas milenarias con el pretexto de ahuyentar la mala suerte que, dicen los salvajes directivos, es la culpable del alto índice de suicidios en las fábricas donde dicen se fabrica modernidad a la par que se destruyen dignidades. No me vale.
La posteridad no nos perdonará nunca.