16 de junio de 2010

"Cuando somos grandes en humildad...

... estamos más cerca de lo grande". Que duda cabe que el filósofo indio Rabindranath Tagore, autor de estas palabras, acertó al equiparar los logros de los hombres al nivel de humildad con que dichos logros se consiguen. Sin humildad la consecución de las metas se vuelve, en ocasiones, un tanto complicada y, muchas veces, no se alcanzan los objetivos que se perseguían en un principio.

El debut de España en el Mundial de Sudáfrica nos ha dejado a todos con la cara de tontos -de justos es reconocerlo-. Pero me niego a que un tropiezo -serio tropiezo que nos complica seriamente la clasificación a la siguiente fase- se considere un fracaso, un despropósito o el final de esta grandísima generación de hombres -antes que futbolistas- que en su día -los españoles pecamos de amnesia más de la cuenta- nos hicieron llorar al desarrollar sobre la cancha un fútbol nunca antes visto en las anteriores formaciones de la Selección Española.

Si bien es cierto que sería un error vivir de las rentas y, por tanto, conformarse con recordar aquellos maravillosos momentos que nos hicieron vibrar y sentir, en lo más hondo de nuestros sentimientos, el orgullo de ser español; también considero de justicia destacar que el equipo que hoy se presentó ante el trisitísimo y cobarde combinado suizo, ha sido, con permiso de Uruguay, el conjunto que mejor FÚTBOL -con mayúsculas- ha desarrollado sobre el verde. Y no exagero ni un pelo.

Italia resultó "comida" por el siempre bien colocado Paraguay, Francia ni está ni se le espera, Brasil demostró tener una defensa vulnerable -ni comparación con la española- y Argentina, única grande que hizo honor a su historia, padece la peligrosa "messidependencia". Sin duda, este Mundial parece llamado por la Historia a ser recordado como el "Mundial de los humildes y desheredados". Conjuntos como Sudáfrica, Corea del Norte, México, EEUU, Ghan, Costa de Marfil, Chile y la extraordinaria Uruguay -me ha enamorado en el partido frente a Sudáfrica- están demostrando que la vía de la humildad -hombres que destacan por encima de los nombres- se impone en el prostituido mundo del fútbol.

Qué duda cabe que los jugadores de la Selección Española han demostrado, en sus palabras y gestos, a lo largo de su concentración que la humildad de la afición que le da aliento está a años luz de la suya. Hoy Piqué lo ha vuelto ha demostrar: "así se acabará la tontería de que somos favoritos". Fuera por tanto presiones externas que, intencionadamente utilizadas por selecciones mucho más "maliciosas" que la nuestra, han puesto encima de la mesa para ganarnos fuera del terreno de juego algo que temen perder dentro de él. Disfrutemos del Mundial empleando la misma fórmula que en su día nos llevó a conseguir la Eurocopa: acercándonos a lo grande a base de ser grandes en humildad.   

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo en que España gano la Eurocopa cuando ibamos de humildes, pero tambien ganamos cuando toda la prensa ylos aficionados no creian en esta seleccion. si la presion se libera de esta seleccion, solo nos podrá ganar una: La emocion. Arriba España.

Fdo: Nabue Chondaca