16 de junio de 2010

"Vuestro honor no lo constituirá vuestro origen...

... sino vuestro fin". Acertadas palabras que en su día estuvieron en boca del filósofo Friedrich Nietzsche y hoy, 15 de Junio del año 2010 nos vienen como anillo al dedo aplicadas a la política local de la capital leonesa. Las citadas palabras nos recuerdan una verdad que recae con el peso de una gran losa sobre la realidad que nos rodea: no serán nuestros comienzos los que nos coloquen en uno u otro lugar, en lo más alto del podio o en la cola del pelotón de los desheredados. Por el contrario será en la meta, cuando llegue la hora de evaluar nuestros actos, el momento en el que nuestros actos determinarán a qué altura ha quedado nuestro honor.

Hoy el alcalde de León, el socialista Francisco Fernández, ha anunciado que se presenta a la reelección. Hasta aquí todo normal si no fuese porque la manera en que lo ha hecho: arremetiendo contra el Partido Popular acusándolos de "franquistas".

El centro de este "calentamiento de boca" como así lo ha autodenominado el propio Fernández tiene su origen en la denuncia que el grupo municipal popular ha hecho acerca de un viaje que el alcalde ha realizado a Marruecos con un conocido empresario leonés. Asegura el alcalde que es propio de "policía franquista" controlar con quién viaja y a dónde se desplaza. Y yo me pregunto: ¿es normal que un alcalde de una capital de provincia se vaya de viaje de relax o a tomar el sol con un empresario de la relevancia del señor Tejera?. Mucho me temo que no es nada normal.

Las palabras de Francisco Fernández en la rueda de prensa de esta tarde en la que ha anunciado que se vuelve a presentar solo se pueden observar desde una óptica: la de la desesperación de la que es presa el alcalde socialista al verse incapaz de sostener económicamente al Ayuntamiento de León con deudas que se acumulan, críticas que se amontonan, discusiones con sus queridos compañeros leonesistas de viaje político que suben a cada minuto que pasa a un tono más elevado, con proyectos que lo único que hacen es romper la imagen de la ciudad y acabar con sus niveles de movilidad... En fin, un cúmulo de despropósitos y sinsentidos que, todo parece indicar, han acabado pasando factura al señor Fernández.

Y no olvidemos, para concluir, la frase del filósofo alemán: con las palabras de esta tarde el alcalde ha dinamitado el poco honor del que todavía podía presumir. Y ha sido, como decía Friedrich Nietzsche, precisamente al final cuando ha demostrado el poco honor que escondía tras su frío rostro.

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