25 de marzo de 2011

Nuevo LP del Congreso

La lista de los números 1 ha llegado al Congreso. El patetismo también. La pérdida de tacto con una realidad que abruma también. La idiotez ha acabado por anegar las salas de una institución que pensábamos disponía de diques suficientes para evitar que entrara. Una pena no aplicar las efectivas técnicas japonesas contra tanto tembleque estructural.

Si ayer era Rubalcaba quien discurría aquello de que el PP entona en la soledad el “Sin ti no soy nada” de Amaral, ahora Soraya supera el absurdo e invita a los socialistas a ponerse como himno el “asEREjé” de las Ketchup. ¡Menudo tomate! ¡Cuánta sandez hay que aguantar!

Mientras tanto ZP cantará “La, la, la” de Massiel mirando para otro lado cuando le preguntan por los problema de España. Hacerse el tonto le llaman por mi tierra. Al tiempo, al Congreso seguirán asistiendo “4 elementos” que diría La Musicalité.

Qué tiempos aquellos en que los diputados desahogaban sus trifulcas a base de Ducados negro en la cafetería de la cámara con la compañía de una copita de coñac aderezada con algún que otro debate extraparlamentario. Hoy, vista la moda del cante entre nuestros infames representantes, todo podría acabar pareciéndose más a una barra de cabaret que a una institución seria.

Es para mear y no echar gota que diría el otro. Cantar es una forma de escapar. Es otro mundo que diría Edith Piaf. ¡Qué razón! Llegamos, por tanto, a la conclusión de que este Gobierno afina la voz para escapar de la realidad, para evitar enfrentarse a los fantasmas que merodean en cada esquina donde las miserias presidenciales se amontonan.

Desapareció Labordeta y pensábamos que con él se habían marchado para siempre las sensaciones de la jota aragonesa en el discurso de los Presupuestos y la anécdota pueblerina en las sesiones de control. Los que le sobreviven se empeñan en demostrar que su memoria aún perdura.

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